Yo creo que tenemos la danza más maravillosa del mundo que con una política cultural, se podrían hacer tantas cosas…
En 1978 el director general de música y teatro, Jesús Aguirre, quien después fuera Duque de Alba, nombra a Antonio Gades director del nuevo gran proyecto para la danza española, primero de la democracia. Permanecí dos años en este puesto. Hasta que yo llegué no había nada. Yo organicé todo: clase de danza, de cante, compañía. Funcionaba de maravilla pero me echaron por motivos políticos.
Yo había declarado que el ballet español no existía. En efecto, existen las danzas vascas, catalanas pero se bailan de un lado y de otro de la frontera. No se pueden considerar exclusivamente españolas. Por otra parte, existe en toda la península una gran diversidad de folklores: aragonés, gallego, andaluz, y ninguno puede pretender representar el estilo nacional. Franco había reprimido las literaturas gallegas y catalanas, queriendo imponer, dentro de un proyecto reaccionario, lo que se denominaba la Lengua del Imperio: el castellano. Yo no podía admitir para la danza una visión política que fuera en este sentido. En España podría haber más de un ballet: un ballet vasco, uno gallego, uno catalán, uno andaluz. Y un Ballet Nacional que agrupara lo mejor como representación del Estado español. Yo creo que tenemos la danza más maravillosa del mundo que con una política cultural, se podrían hacer tantas cosas. Tenemos lo mejor del mundo.
El repertorio que monta Gades para el Nacional está basado en la recuperación de la memoria coreográfica española del siglo XX. Repone obras como FANDANGO del Padre Soler y ESCENAS VASCAS con la música de las DIEZ MELODÍAS VASCAS de Guridi, ambas obras con la coreografía de Mariemma; la FANTASÍA GALAICA sobre músicas de Ernesto Halfter de Antonio Ruiz Soler, el CONCIERTO DE ARANJUEZ de Rodrigo coreografiado por Pilar López, la obra CAMPANADAS A MORTS de Lluis Llach y coreografía de José Antonio Ruiz, así como la SUITE DE FLAMENCO y BODAS DE SANGRE, del propio Gades. También se monta, ya con su compañía en 1982, EL RANGO versión de ballet de Rafael Aguilar sobre LA CASA DE BERNARDA ALBA de García Lorca, en la que interpreta el papel de Bernarda.
El BNE con Gades consigue grandes éxitos, de la Ópera de Berlín al Festival de Spoleto, del Festival Cervantino de México, las giras por España y América y el Premio Nacional de Teatro a la mejor interpretación coreográfica de 1979. Este gran éxito se ve seguido del cese de Antonio el 3 de marzo de 1980. Una de las razones que contribuyeron a este cese por parte del ministro Ricardo de la Cierva fueron sus declaraciones: El Ballet Nacional fue el único ballet en el mundo oficial que ganó dinero, o sea, que no le costó a las arcas del contribuyente nada. Una persona (El Ministro de la Cierva) que en año y medio que estuvo hizo una labor más de ministro de Interior que de ministro de Cultura: secuestró EL LIBRO ROJO DEL COLE, procesó a Pilar Miró por EL CRIMEN DE CUENCA y me expulsó del Ballet Nacional.
Gades siempre insiste en que no deben ser los artistas los que tengan que preocuparse de aquello que hace un ministerio de cultura, sino que tiene que ser competencia del político diferenciar quien hace cultura y quien no. Son ellos los que deben estar atentos a las realidades artísticas y obrar en consecuencia. En esta profesión hay que ser libre. Si te coaccionan, malo.
Es necesario divertirse mientras se trabaja y si uno no siente ese placer intenso del juego, todo está perdido. Esta sociedad no nos permite ser todo lo libres que quisiéramos, escojamos al menos ser libres en nuestro trabajo.
La experiencia enseña que hay que valerse por uno mismo. Su frase: Nunca se me ha visto por los pasillos del Ministerio pidiendo favores, no solo es verdad sino que acompaña la labor de Antonio dando trabajo durante décadas a muchas familias españolas y siendo embajador primerísimo del arte español.
Al cesar como director impulsa, junto a un notable grupo del ballet, la creación de la GIAD, Grupo Independiente de Artistas de la Danza. Sería el intermedio traumático que separaría Emilio de Diego de Antonio Gades.
Es en este momento que aparece Carlos Saura, proyectando la figura de Gades y su ballet a niveles insospechados para la danza española, el golpe definitivo.
Los premios y reconocimientos públicos se suceden, y en 1979 obtiene el Premio Nacional de Teatro a la mejor interpretación coreográfica.
Teatro Federico García Lorca
C. Ramon y Cajal, 22,
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