Carmen

1983

Ballet inspirado en la obra de Prosper Merimée

Argumento, coreografía y dirección: Antonio Gades y Carlos Saura

 Escenografía: Antonio Saura

Música: Antonio Gades, Antonio Solera, Ricardo Freire,

Georges Bizet Carmen, Manuel Penella El gato montés y José Ortega Heredia / Federico García Lorca Verde que te quiero verde.

Duración: 1h 30 minutos sin intervalo

Producción: Tamirú Producciones Artísticas 

Estreno absoluto en el Théâtre de Paris el 17 de mayo de 1983

Reestreno en el Teatro Romano de Verona en agosto de 2005

 

Después de Don Juan y de Bodas de Sangre, Carmen fue el tercer ballet narrativo creado por Antonio Gades y el primer fruto escénico de su estrecha colaboración con el cineasta Carlos Saura. Sus creadores se inspiran sobre todo en el libro de Merimée, pues ambos encuentran que la descripción de la historia y sus personajes reflejan mucho mejor que el libreto al pueblo andaluz, sin embargo, se sirven de la música extraordinaria de Bizet y la contraponen por primera vez en la escena con la música flamenca en directo. Gades, profundo admirador de la cultura popular española, nos dice: “yo quería poner la música en la que se había inspirado Bizet, poner la original del pueblo, para que se viera que una guitarra y un cantaor pueden tener tanta fuerza o más, en determinados momentos, que una orquesta con cien profesores”.

 

Antonio decía respecto al éxito obtenido en todo el mundo con la versión de teatro en 1984, que “a Carmen se la llevó Merimée a Francia, pero nosotros la hemos vuelto a traer a España”. La figura de Carmen representa para Gades la lucha de la mujer por conseguir la libertad frente a lo establecido,  piensa que era una incomprendida, ya que cuando se escribió la obra, en 1837, ésta supuso un escándalo para  la época, en la que aún no se podía pensar en una emancipación de la mujer: “Hice Carmen porque no me gustaba esa imagen estereotipada y falsa que tiene, siendo una mujer que cuando ama se entrega sin reservas, que no abandona a su clase aunque se encuentre en las más altas esferas”. No será por casualidad que el personaje del ballet refleja dos de las actitudes vitales más características del coreógrafo: su conciencia de clase y su amor a la libertad.

Como en el resto de obras de Gades, la claridad en la exposición de la historia es sello inconfundible. Además, la transición entre las escenas nos ofrece guiños al cine que tienen la firma del cineasta coautor, y nos ayuda a pasar de una emoción a otra de forma vertiginosa pero natural. Los acontecimientos se suceden sin que al final el espectador esté seguro de haber asistido a un ensayo, o a una auténtica tragedia.

Ya sin Gades, Carmen fue el primer ballet puesto en pie por la nueva Compañía.  El hecho de no contar con su arrolladora presencia delante y detrás del escenario supuso un reto, pero lo cierto es que la obra sigue suscitando el reconocimiento de crítica y público. Aún hoy, en contraposición a nuestro mito masculino por excelencia, Don Juan (por cierto, primer trabajo escénico narrativo de Antonio Gades), Carmen representa para el mundo a la mujer española, siendo esta revisión del mito de Gades y Saura una de las más representadas.

 

Eugenia Eiriz

Directora general de la Fundación Antonio Gades