El trabajador de la Cultura

Gades reconoció en Pilar López a la maestra de la que aprendió la ética de la danza, que consiste en hacer el baile tal y como es y no buscando el aplauso fácil. Hacer las cosas sin engañar, sin prostituirlas, hacer un trabajo digno sin pensar en el resultado, O sea, no favorecer lo fácil, lo grandilocuente para que te aplaudan mucho.

«Eso que se llama inspiración y duende si no es con trabajo no viene»